jueves, 19 de noviembre de 2009

La vida vale más que unos colores...

Nos jactamos de ser racionales, superiores a los otros animales, sin ánimo de generalizar por supuesto...digo animales porque los últimos acontecimientos de muertes y peleas después de un encuentro deportivo aparentemente fueron causados por animales incapaces de distinguir entre un juego y una cuestión de vida o muerte.
Tenis, golf, automovilismo, fútbol cualquiera de éstos ofrece entretenimiento, sentirse parte de algo y está dentro de la libertad que tenemos de hacer y seguir lo que nos gusta.
Lo terrible es cuando la vida de una persona depende de un resultado competitivo, ya sea porque ganó o perdió hay motivos para desbordar euforia o mucha furia.
Indigna saber que para algunos los colores de una casaca son pase para vivir o no.
El dengue, AH1N1 quedan en segundo plano por la nueva enfermedad que tiene su fases de desarrollo en un primer y segundo tiempo...agudizándose o disminuyendo los síntomas por los goles logrados o recibidos.
-Mamá me voy con Carlitos... nos vemos a la noche o un simple ya me voy puede significar el inicio de un tormento para los padres, hermanos o amigos que ven ir a sus seres queridos a la cancha.
No exagero con la expresión, la violencia por parte de inadaptados y desubicados empaña el derecho que tienen otros de disfrutar en familia de una actividad que debería ser garantizada totalmente.
Los que participan de manera activa de una hinchada como los que no debemos buscar mecanismos para salvar el después del partido, no por el deporte solamente sino por la preservación de la vida.
El hecho de que a alguien no le agrade ver a personas corriendo detrás de un balón no significa que hermanos, parientes o amigos deban pensar igual.
Estos casos recientes nos sitúan como observadores...
no esperemos estar en la historia para reaccionar.
Demostremos pasión, orgullo por nuestro club con cánticos, banderas y gritos de aliento...
No con los puños cerrados ni con armas.

1 comentario:

  1. amiga, me gustó mucho, es cierto, como escribí hace unos días: tarjeta roja a la violencia. Parece algo terrible que no tendrá fin lastimosamente. Por algo dejamos de ir a las canchas, por algo ya escasea la concurrencia de las familias a ver a su hijo mayor debutar en primera... es triste, algo tan bello como el fútbol que termine de esta manera, que comience de esta manera. Malditos inadaptados que se roban las ilusiones de aquel chiquito de ver a su ídolo...

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